LA TAREA DEL ABOGADO
LEIDO (en EL ABOGADO Y EL RAZONAMIENTO JURIDICO, de D. Antonio Hernández Gil).
“El abogado carece de todo poder decisorio. Dice, pide, alega, suplica, insta, solicita, impetra, propugna, pretende, promueve, propone, reclama, recurre, aduce, tacha, afirma, niega, admite, reconoce, arguye, argumenta, sostiene, invoca, estima, suscita, defiende, postula, formula, proclama, etc. Es ésta una posición humilde, porque el abogado no impone, ni condena, ni absuelve, ni dicta, ni ordena, ni decide, ni resuelve, ni confiere, ni otorga, ni concede. Pero en otro sentido, y quizás por lo mismo, es una actitud noble, porque el abogado en sí ostenta la autoridad más incruenta, que es el peso de sus propias razones, que ni siquiera él mismo mide”.
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