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BITACORA DE FERNANDO LOSTAO CRESPO

“El peso del contenido Web: tan intangible como mensurable”

 

Contenido de la muy interesante intervención del Profesor Samuel Martin Barbero de la Facultad de Comunicación de la Universidad San Jorge, con ocasión de la presentación del informe del estado de la Sociedad de la Información de Telefóncia, en el parque tecnológico de Walqa, el pasado lunes 27 de Noviembre, con presencia del consejero de Industria del Gobierno de Aragón, don Arturo Aliaga.

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Gracias al Gobierno de Aragón, a Telefónica y a esta Escuela de Ingeniería Informática, la Universidad San Jorge por invitarme a participar en esta mesa sobre la sociedad de la información en España

Me planteo como reto en los siguientes minutos, no ilustrar con diapositivas mi discurso. Pretendo así, reivindicar aún con mayor fuerza, el papel de las ciencias sociales en Internet, y muy especialmente en la Web. Además, como apunta el gurú de la estrategia, Tom Peters, las diapositivas con su linealidad no reflejan la realidad funcional no secuencial del pensamiento humano.

Internet, no es propiedad única de los expertos telemáticos. No basta con estudiar el campo material de la infraestructura con la preocupación puesta en aumentar el ancho de banda con o sin hilos; en ampliar memorias de discos duros; en mejorar programas informáticos o en condensar más datos, información y prestaciones en un terminal móvil o fijo. Internet, es propiedad también de historiadores (con sus enciclopedias virtuales), lingüistas (con sus dialectos virtuales), periodistas (con sus blogs), relaciones públicas (marketing viral), publicitarios, juristas, sociólogos y psicólogos, entre otros. Internet, tampoco es propiedad de los navegantes pasivos, sino en este caso, de los productores corporativos o individuales activos, de contenido Web.

Si la tecnología que permite utilizar Internet es básicamente una colección de productos de origen estadounidense, el contenido Web es una colección de servicios de multitud de nacionalidades. Aquí, las empresas, universidades, las fundaciones, ONGs, asociaciones profesionales, los gobiernos con sus diplomacia pública y aquellos agentes pertenecientes a las industrias culturales (literatura, música y cine, fundamentalmente) deberían realizar un esfuerzo extra para contribuir personalmente a paliar la verdadera brecha digital; la de los contenidos Web. Ésta, es la que nos hace pequeños si comparamos el contenido Web en idioma español (=alemán=7% contenidos Web

La democratización y el progreso de Internet no reside en el acceso ni en el tipo de conexión, ni mucho menos en la convergencia tecnológica, sino en la profundidad, riqueza y variedad del contenido Web, y el idioma es una herramienta fundamental como código, pero no como inspiración.

Un modo de aproximarse al contenido Web, para buscar su credibilidad, fiabilidad y veracidad, podría ser la identidad de marca. Sí, resulta doblemente inmaterial e intangible; la marca y el contenido Web, pero ambos son perfectamente mensurables. Hoy en día, en el entorno off-line, la saturación y la estridencia informativa y publicitaria nos hace casi imposible diferenciar las marcas, y por ende, casi también a las personas dentro de la sociedad del postconsumo. Las marcas, se copian entre sí y luchan por un mismo tipo de imagen, de forma parecida a los individuos. Recurren a los mismos mensajes (calidad, seguridad, precio...) para captar la atención de unos stakeholders cada vez más ajenos a la comunicación comercial tradicional.

Acudir a los patrones de construcción de identidad de marca resulta de gran ayuda para comprender el peso y alcance de los contenidos Web. Recientes intangibles, difícilmente medibles fuera de Internet, como es el caso de la RSC, tienen su opción de ser valorados dentro de la Web al poder aglutinar todo el contenido vertido sobre esta.

Esta especie de análisis propuesto, de narrativa virtual representa una excelente plataforma de gestión integral que equilibre el discurso de las empresas y gobiernos, fuera y dentro de Internet. Sin embargo, ampliar los horizontes de los contenidos Web no es fabricar más de estos, sino llenarlos a su vez de contenidos, recurriendo o inspirándose en distintas
temáticas: culturas, etnias, religiones, emociones y experiencias locales.

Marc Smith, me desmotivó hace unos meses. Este señor, es el único sociólogo que dirige un laboratorio de investigación en la sede de Microsoft, en Redmond. Es un experto en comunidades virtuales. Busqué en él una respuesta a la escasez de calibradores o medidores cualitativos de contenido Web y encontré, en él una respuesta mercadotécnica de escaso calado social. “No es rentable un producto así para un mercado masivo, aunque no es mala idea para consultoría”. Ted Nelson, padre fundador de la biblioteca virtual universal que representaría en su proyecto Xanadú, la pre-Web, tomó nota del problema y quedó en decir algo. Aún, sigo esperando ¿Por qué existen certificaciones de pasarelas de pago para transacciones comerciales vía Web, y sin embargo, no existen certificados de calidad del contenido Web, tan consumido para el ocio y el trabajo? ¿Por qué no se compite para que los contenidos Web posean una personalidad propia, más allá del número de visitas que reciben o del ranking que le otorga un buscador?

BIWAM® (http://www.ciedossat.com/colecciones3.php?muestra=8496437256), es un modelo tasador de contenidos Web que no mide usabilidades o ergonomías, ni se basa tampoco en las normas de internacionalización contable. Por su parte, se enfoca en el productor del contenido Web. Toma como muestra los contenidos oficiales o extraoficiales de cualquier marca dentro de la Web, a partir de sitios y portales, y, página Web por página Web se apresura a filtrar su esencia gracias a 8 dimensiones (Físico, Personalidad, Humanidad, Asociación, Estilo, Valor, Medio y Núcleo) y 50 parámetros (actualización, documentación, adaptabilidad/discapacidad, garantías, redacción, idioma...) hasta diagnosticar su alma. Compara la identidad de marca dentro de sectores de actividad específicos pertenecientes a un país y entre varios países, intentando descubrir coherencias e incoherencias, uniformidades...tras analizar únicamente el contenido Web. BIWAM es válido para cualquier tamaño de producto, servicio, empresa, ciudad, región o país. Marcas legendarias off-line de automóviles han pasado recientemente en un estudio por este escáner con el fin de detectar la simbiosis o no de su identidad fuera y dentro de Internet.

En definitiva, la Web, posibilita como repositorio sin capacidad máxima, una oportunidad de transformar un terreno de labor desapercibido, como es su contenido, en un espacio de oportunidad para los investigadores científicos y profesionales.

Confío, en que Telefónica pueda ver en nuestra familia, la Universidad San Jorge y en la trayectoria informática de la Fundación San Valero, un perfecto aliado para explorar juntos a través de una cátedra o fórmula similar el territorio Web aragonés y español, en busca de la única realidad encapsulada o fuente abierta de Internet; la del intangible pero mensurable contenido Web. Por este ejercicio de transparencia pasa sin duda, la futura reputación de Internet e incluso de la propia sociedad de la información...Muchas gracias.

Dr. Samuel Martín-Barbero
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