Calidad versus Cantidad: el nuevo desafío de Internet
Recojo los interesantes comentarios que el profesor Oscar Cantan Casbas, de la Escuela de Ingeniería Informática de la Universidad San Jorge, hace a los realizado por el profesor Martín Barbero, y recogidos en el post del pasado 30 de noviembre.
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Me pareció muy interesante la intervención “El peso del contenido Web: tan intangible como mensurable” del Profesor Samuel Martín Barbero con motivo de la presentación del informe del estado de la Sociedad de la Información de Telefónica correspondiente al año 2005. Con cada paso tecnológico que damos se nos revela más y más acuciante la necesidad de abordar desde una perspectiva multidisciplinar, aglutinando tanto enfoques cualitativos como técnicos, las consecuencias de la adopción de las ICT (Information & Communication Technologies) como GPT (General Purpose Technologies). Es bien conocido que estar conectado a la red -la adopción intensiva de las
ICT- no nos hace automáticamente ni más listos, ni más productivos, ni más aptos en la lucha por la supervivencia. La red no es el bálsamo de Fierabrás para nuestros padecimientos competitivos. Es requisito indispensable un cambio más paradigmático en nuestra forma de pensar y actuar, globalmente. Considerar las alternativas no tiene tanta repercusión si se es una oveja: mascar o morder. O como escribió Andy Rooney, escritor y comentarista de la CBS durante décadas:
"Computers make it easier to do a lot of things, but most of the things they make easier to do don´t need to be done."
El gran desafío se podría resumir en una pregunta: ¿cómo hacer que las ICT merezcan realmente la pena -pienso más en el campo de servicios y contenidos que en el de fabricación, donde han dado sobradas muestras de efectividad? Y cuando hablamos del valor de algo (worth) ya estamos traspasando el umbral que nos conduce a los dominios de la Calidad, con mayúsculas. El problema de la Calidad es que no se sabe muy bien qué es... aunque haya pistas -¿cuándo un contenido tiene calidad, es decir, cuándo nos vale más la pena, cuándo nos es útil? Responder no es siempre sencillo. Pero es evidente que ciertas cosas son mejores que otras, por lo tanto en la práctica la Calidad, aunque no la sepamos definir, sí existe –el mundo sería diferente sin ella. Por supuesto, ¡aunque supiéramos qué es la calidad otros asuntos espinosos serían cómo reconocerla, cómo obtenerla y, desde un punto de vista técnico, cómo hacer que un artefacto la evalúe y nos asesore en nuestras decisiones! Además, no debemos olvidar que la Calidad es más un acontecimiento que una cosa, más un concepto relacional y dinámico que uno estático: algo tiene calidad para alguien en cierto momento. ¡Más desafíos!
Mi impresión es que si bien ahora disponemos de herramientas cada vez más poderosas para trinchar, triturar y remover el mundo de la información, todavía nos encontramos en la fase infantil de falta de objetivos claros, aún no se ha afinado suficientemente nuestro sentido del gusto como para seleccionar el menú más nutritivo y adecuado –calidad y estética van de la
mano: estamos encantados con el poder de la tecnología y todos tratamos de hacer uso de ella... pero aún no sabemos cómo conseguir que el resultado merezca la pena.
Si reflexionamos un poco más, quizá lleguemos a la conclusión de que el asunto de la falta de Calidad no sólo no es accesorio sino que está ya adquiriendo dimensiones preocupantes y perniciosas. Recientemente leí un artículo titulado "Quality of fertility clinic websites" (Jack Y. J. Huang, 2005). La conclusión a la que llegaban los autores es inquietante: "Websites of SART-affiliated clinics fail to meet most of the AMA (American Medical Association) health information guidelines." Por otra parte hay estudios médicos recientes sobre la relevancia y validez de la información que se proporciona en la web sobre el cáncer de próstata y otras dolencias -también con conclusiones preocupantes (Stephen E. Pautler, 2001), (Muhammad Walji a, 2005), (Alexander Molassiotis, 2004)
y sobre el efecto pernicioso en las mujeres de ciertos sitios web de venta de antidepresivos -virtual pushers, no sólo crean necesidades sino que inducen enfermedades (Woodlock, 2005). Como dijo un sabio sufí: si no nos ocupamos de la ignorancia puede ser que ésta acabe ocupándose de nosotros.
Óscar Cantán Casbas
Ingeniero en Informática
Profesor de la Escuela de Ingeniería Informática, Universidad de San Jorge.
Referencias
Alexander Molassiotis, M. X. (2004). Quality and safety issues of web-based information about herbal medicines in the treatment of cancer. Complementary Therapies in Medicine , 217-227. Jack Y. J. Huang, M. F.-F. (2005). Quality of fertility clinic websites. Fertility and Sterility Vol. 83 , 538-544. Muhammad Walji a, S. S.-B. (2005). Searching for cancer-related information online: Unintended retrieval of complementary and alternative medicine information. International Journal of Medical Informatics , 685-693. Stephen E. Pautler, J. K. (2001). Use of the internet for self-education by patients with prostate cancer. Urology 57 , 230-233. Woodlock, D. (2005). Virtual pushers: Antidepressant internet marketing and women. Women’s Studies International Forum 28 , 204-314.
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