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BITACORA DE FERNANDO LOSTAO CRESPO

Asociación Aragonesa para la Defensa de la Vida. Provida-Aragón”

 

Hoy se ha constituido la Asociación Aragonesa para la Defensa de la Vida, que pretende aunar a muchas iniciativas parecidas que se encontraban diseminadas, y a la que me honro pertencer.

Que mejor manera de celebrarlo que con un artículo de su nuevo y flamante presidente el doctor Alvaro Vazquez Prat, titulado SINFONIA DE LA VIDA:

 

            El 7 de junio de 1990 el Dr. Jerome Lejeune, profesor de Genética fundamental de la Universidad de Paris y director de la Clínica genética del Hospital pediátrico de París dio el siguiente testimonio ante la Asamblea legislativa del Estado de Lousiana (USA) sobre la fundamentación científica del derecho a la vida de un embrión:

            “Hoy sabemos que la vida es muy parecida a lo que sucede con una cinta magnética en la que se ha grabado música. En la cinta misma no hay notas, ni músicos, ni instrumentos. No obstante debido a que la información ha sido codificada en el momento en que era recibida por un micrófono y luego trasmitida a la cinta, el tocacintas puede leer esa información, y así, lo que se reproduce no son los músicos ni las notas de la partitura, lo que se transmite es al genio de Mozart”.            “Y exactamente de la misma manera se ejecuta la sinfonía de la vida. Está escrita mediante un código muy especial en la molécula de DNA, y la primera célula es la primera parte del tocacintas magnético que descifra el código y toca vida humana”.            “Ahora, dependiendo de si uno es un melómano o un aficionado, reconocerá más pronto o más tarde, lo que el radiocassete reproduce. Es decir, un melómano de verdad reconocerá la sinfonía al segundo; un aficionado necesitará escuchar la cinta entera.

Y reflexionando sobre ello, pensaba yo sobre la necesidad de especializarnos en el reconocimiento de uno de los lenguajes más importantes que deberíamos aprender pero al que, curiosamente, se le presta poca atención. Me refiero al “lenguaje de la vida”: el cual nos capacita, nos desarrolla, nos instruye sobre los temas que rodean a ella, a la vida, la vida humana; nos pone en condiciones de tratar los problemas humanos en sus justos términos y nos permite desarrollar hábitos intelectuales y morales que nos den respuesta a aquellos temas de “interés vital”.

Aprender el lenguaje de la vida nos permitirá reconocer con más facilidad y mayor fiabilidad que la “música” que se codifica desde el primer momento postfecundación forma ya parte de esa “Sinfonía de la Vida”; ES VIDA.

Debemos procurar la transmisión y la educación de este lenguaje, lo cual nos facilitará su reconocimiento en aquellas situaciones en las que su ignorancia pone en peligro la continuidad de la Vida; porque así como el melómano identifica la sinfonía desde el primer segundo no necesitando escuchar la cinta entera, ocurre con aquel que conoce la “Sinfonía de la Vida” y la identifica desde la primera célula.

¿Qué culpa tiene el embrión preimplantado de que no se reconozca su sinfonía desde que empieza a sonar? Desarrollar las habilidades que capaciten para su reconocimiento es hacer obligado de aquellos que defienden la Vida Humana como valor fundamental de una sociedad justa, madura y responsable.

 

“La ventaja de la genética es que la ciencia es devota de la vida: nos damos cuenta de que se trata de la vida tan pronto se ejecutan los primeros compases

 

 

 

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