ABORTO Y CRISIS FINANCIERA
A primera vista muchos podrían decir que nada tiene que ver la protección de la vida del concebido no nacido con la crisis financiera, y que ya están otra vez los pesados de los próvida buscando cualquier excusa para dar su monserga de siempre, pero entiendo que una simple reflexión bien intencionada podría hacer cambiar radicalmente esta primera opinión.
Cuando los valores más importantes, los bienes jurídicos – como dicen los penalistas - más valiosos para la vida en sociedad son despreciados, o al menos minusvalorados gravemente, aquellos que ocupan un segundo, tercer o cuarto lugar pueden ser objeto de fuegos de artificio. ¿Cómo se puede exigir la máxima honradez en las relaciones económicas o financieras, cuando no se protege con todos los mecanismos de lo que el estado dispone, y con toda la amplitud que sea posible, lo más sagrado de la persona.?
Precioso es el artículo publicado por Jon Juaristi el pasado domingo 5 de abril en el ABC, en el que citando al famoso cineasta Italiano Pier Paolo Pasolini, indica que la oposición al aborto de este, quien se calificaba de comunista, no era por motivos religiosos, sino por su muy acertada intuición de que dicha medida relativizaría el carácter sagrado de la vida humana, sometiendo la definición de lo humano a convenciones culturales. No hablaba Pasolini – sigue diciendo Juaristi -, de derechos del embrión o del feto, pero si de vida humana que pugna por existir, adquirir forma e individualizarse desde el fondo indiferenciado de la especie.
La protección que el derecho penal debe a la vida del concebido no nacido es algo coherente con el valor del bien que se trata de proteger, y no una forma de castigo a la madre que toma esa decisión, decisión que seguramente no tomaría, si dispusiera tanto de medios, como asesoramiento profesional y objetivo. Como ha dicho la reciente campaña de la Iglesia en España, es cierto que en España se protegen penalmente, y nadie duda de su conveniencia, yo tampoco, bienes jurídicos de indudable menor valor; como pueda ser la bandera nacional, el patrimonio histórico artístico, la ordenación del territorio o la flora o la fauna. Y en este punto me gustaría recordar que la introducción de especies alóctonas – lo contrario de autóctonas -, en el medio natural, como pueda ser el cangrejo americano, o el siluro en el mar de Caspe, podría haber sido delito, si el art. 333 del código penal actual hubiera estado en vigor antes de que esos hechos se hubieran producido.
La realidad del aborto hoy en España, a parte de muchas otras consideraciones de mayor gravedad, es un gigantesco fraude de ley. Un porcentaje muy cercano al 100% de los mismos, se practican en clínica “aborteras” que se forran manipulando convenientemente los informes psicológicos o sucedáneos, para que todos los supuestos se enmarquen en la causa de “peligro para la vida psíquica de la madre”, cuando el único peligro para la vida psíquica de la madre es precisamente el aborto. Pero es que ni siquiera se ha tomado la medida (con diferentes Gobiernos y mayoría parlamentarias en las Cortes Generales, todo hay que decirlo), de exigir que el informe psicológico o psiquiátrico sea realizado por un profesional externo a la clínica que se enriquece practicando el aborto. Sino fuera tan trágico, esto sería para morirse de risa, y claro…., luego nos extrañamos de la falta de rigurosidad en el campo económico y financiero.
Pues parece que lo que el Gobierno y la nueva flamante nueva ministra de igualdad – también tiene guasa la iniciativa parta de este nuevo ministerio -, pretenden no es tanto corregir la situación expuesta, sino dar todavía más facilidades, para así evitar que algún Juez valiente, como el que en Barcelona “metió mano”, al Doctor Morín y su clínica GINEMEDEX, entorpezca las acción abortista de esta gente. Es decir la seguridad jurídica de la que habla la ministra Aido, no es la los concebidos no nacidos, sino la de las clínica aborteras, ya que se pretende darle un plazo de “barra libre” de 12 semanas, desoyendo así gravemente que el Tribunal Constitucional declaro de modo tajante que la despenalización del aborto por causas socioeconómicas, o a través de un sistema de plazos sería radicalmente anticonstitucional, pero es igual lo que dijera el Tribunal Constitucional…, aquí vale todo….
Cuando se olvida lo principal, cuando no se tiene coraje para defender lo que más vale, cualquier cosa puede pasar; lo que hay que hacer es empezar por el principio, construir las sociedades con los cimientos del respeto a lo que Pasolini calificaba como: “lo más sagrado”.
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juanroyo -