NO QUEDA OTRA QUE SEGUIR LUCHANDO
En los años 80 cantaba La Bullonera : “ venimos simplemente a trabajar, como uno más arrimar el hombro tajo”, y ahora, y me refiero a la situación del Real Zaragoza de nuestros sufrimientos, no nos queda otra que seguir luchando para ayudar, cada uno en el papel que le corresponda, a salvar la primera división.
Seguramente la trascendencia social de fútbol ha desbordado los límites de lo lógico hace mucho tiempo, pero esa no es la cuestión que ahora nos debe ocupar, y lo cierto es que no vamos a negar la realidad de que sería un tremendo fracaso colectivo que el equipo descendiera a la segunda. Sea como fuera, y aunque sólo lo sea como metáfora de otras actividades humanas y empresas colectivas de mayor importancia, lo cierto es que no es tiempo de abatimiento, tristeza, humillación, ni mucho menos de rendición. Hay que aprender a sobreponerse, a aguantar y a luchar sin desmayo.
Es obvio que el estado de cosas clasificatorio del equipo, seguramente es reflejo de una dirección y gestión del club como organización, manifiestamente mejorable, pero ahora no toca hablar de eso. Ahora no es tiempo de … ya lo decía yo.., esto se veía venir…, esto me recuerda al último descenso.., los jugadores son unos peseteros, o no pueden con las botas. Mientras hay vida hay esperanza, y mientras que matemáticamente haya esperanzas hay que apoyar a muerte a entrenador y jugadores, cada uno desde donde quiera o pueda; periodistas, aficionados, directivos, políticos, bancarios, patrocinadores, recuperadores, masajistas, policías, “seguratas”, acomodadores, hasta los que pasan del fútbol, y los que alquilan las almohadillas, o venden las cocacolas, las cervezas sin alcohol y los cacahuetes.
Al igual que estoy seguro de que, superando deseos de males colectivos como desahogo de frustraciones propias, todos estamos ilusionados en que la Expo 2.008, sea un éxito, y que todos ayudaremos, aunque sólo sea en la hospitalidad, a que triunfe, y nos sentiremos orgullos de ello, como un ejemplo de obra colectiva, la salvación del Real Zaragoza es ahora una de nuestras empresas comunes más importantes. Es necesario crear un clima de aliento y de apoyo incondicional, que trasmita a los verdaderos protagonistas confianza, seguridad y sobre todos ansias de conseguir algo grande. Su sentido de responsabilidad debe ser sacudido para que sientan que están gestionando mucho más que su carrera deportiva y económica individual, para que se sientan orgullosos del escudo que defienden, y seguros del cumplimiento de los objetivos trazados.
Personalmente no me cabe ninguna duda de que el entrenador destinado a enderezar el rumbo de esta nave, Don Manuel Villanova, es de los pocos capacitados para ello, estoy seguro de que sabrá utilizar mano derecha e izquierda en las dosis adecuadas para que los jugadores se sientan comprometidos y arropados a la vez, pero además, y a parte del respeto de árbitros y lesiones, necesita del apoyo incondicional de todos nosotros. Ya habrá tiempo de reproches y análisis más profundos, cuando el equipo haya salvado la categoría y las aguas anden más tranquilan. “Y entre los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde”;[1] que Dios nos ampare, y su madre, la Virgen del Pilar nos ilumine en todos nuestros proyectos comunes.
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